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domingo, 22 de julio de 2012

ENFERMEDAD DE MÉNIÈRE (Parte IV): "DEFINICIÓN & SÍNDROME CLÍNICO"

DEFINICIÓN:
La EM puede definirse como una afectación del oído interno de causa desconocida, cuyo sustrato sustrato anatomopatológico es el hidrops endolinfático. Se caracteriza por la asociación de sordera fluctuante, con sensación de oído lleno, crisis vertiginosas con signos neurovegetativos pronunciados y acúfenos. Estos síntomas se presentan como paroxísticas imprevisibles, según ritmo variable, afectan a un solo oído, pero a largo plazo pueden transformarse en bilaterales, y al principio se corrigen entre dos crisis.
El término vértigo atribuye un lugar preponderante al síntoma vestibular, el cual, a pesar de ser el más notorio, no es el más constante ni el más preocupante en la evolución de la enfermedad. En efecto, los principales problemas terapéuticos se relacionan con la sordera, la cual constituye, sin duda, el criterio más tangible de eficacia terapéutica. Con el término "síndrome" se sobreentiende una causa posible a la asociación de los síntomas característicos de la afección. Ahora bien, aunque los síntomas pueden observarse en el curso de enfermedades autoinmunitarias, el síndrome de Cogan o la sífilis, la Em es, por definición, idiomática y, por lo tanto, debe ser individualizada como tal.
El diagnóstico diferencial de esta afección suele ser difícil e incluso, para un médico experimentado, no siempre resulta sencillo establecer el diagnóstico si no se observa la triada típica y no se ha descartado previamente un trastorno retrococlear. Así, una sordera fluctuante aislada o episodios recurrentes de vértigo aislados no pueden asimilarse con la enfermedad de Ménière y sólo pueden atribuirse, eventualmente, a variantes cocleares o vestibulares de esta afección.
Se estima que la incidencia es de 46 casos/100000 habs en Suecia, 50/100000 en Japón, 160/100000 en Inglaterra, de 15 a 21/10000 en EEUU y 7,5/100000 en Francia. Parece no existir diferencias estadísticamente significativas entre los distintos grupos étnicos, y tampoco se ha encontrado ningún predominio relacionado con el sexo o la región geográfica. En cambio, el nivel social parece influir en la aparición de la enfermedad, puesto que afecta con mayor frecuencia a individuos de clase media o superior.
La EM aparece a cualquier edad, pero es más frecuente entre la cuarta y sexta década de la vida. Es infrecuente antes de los 20 años y excepcional en niños. Además, la gran mayoría de los niños afectados padecen un "Ménière secundario o sintomático" tras antecedentes de sordera consecutiva a parotiditis, meningitis por HI, fractura del temporal o trastornos otológicos congénitos o embriopáticos que degeneran en una triada completa de EM unos años más tarde.



SÍNDROME CLÍNICO:
El cuadro clínico de la EM se caracteriza por la aparición, separada en el tiempo o simultánea, de una triada completa compuesta por vértigo rotatorio, que se presenta en crisis, sordera fluctuante y acúfeno unilateral intermitente. De manera más específica, los pacientes refieren verdaderos ataques, que se desarrollan según la siguiente secuencia:
- sensación de oído lleno inicial;
- sordera o agravación de una sordera preexistente del mismo lado;
- aparición o agravación de un acúfeno, también del mismo lado;
- vértigo rotatorio, con dificultad para mantener la posición erecta, náuseas y vómitos.
Por lo general, estos síntomas se encuentran en la anamnesis, pero a veces pueden observarse durante una crisis. El examen clínico es fundamental para establecer el diagnóstico, que los exámenes complementarios vestíbulo cocleares se limitan a confirmar.
No obstante, la enfermedad no siempre comienza con la triada completa y a menudo evoluciona durante aproximadamente un año de manera monosintomática, ya sea vestibular o coclear. El diagnóstico sólo puede confirmarse tras varias crisis y después de observar la triada completa.

1 comentario:

  1. Quiero agradecer la información aportada a través de estos cuatro artículos, que sin lugar a dudas facilita enormemente la comprensión e interpretación de los síntomas de esta enfermedad.
    Un síndrome que seguirá generando interrogantes y que la comunidad científica será la encargada de responder en el futuro.
    Agradezco al Dr. Juan Maza Solano y en su nombre al resto de profesionales que participaron en estas notas.

    Un saludo cordial.
    Marcela Alejandra Ayarza Madueño
    Licenciada en Fonoaudiología U.B.A.

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